Hľadaný výraz: Mt 8,28-34; Mk 5,1-20; Lk 8,26-39, Preklad: Španielský - Reina Valera, Počet výsledkov: 3
28 Y como él hubo llegado en la otra ribera al país de los Gergesenos, le vinieron al encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie podía pasar por aquel camino. 29 Y he aquí clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿has venido acá á molestarnos antes de tiempo? 30 Y estaba lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo. 31 Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir á aquel hato de puercos. 32 Y les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de puercos: y he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar, y murieron en las aguas. 33 Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. 34 Y he aquí, toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le vieron, le rogaban que saliese de sus términos.

1 Y VINIERON de la otra parte de la mar á la provincia de los Gadarenos. 2 Y salido él del barco, luego le salió al encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, 3 Que tenía domicilio en los sepulcros, y ni aun con cadenas le podía alguien atar; 4 Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y los grillos desmenuzados; y nadie le podía domar. 5 Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, é hiriéndose con las piedras. 6 Y como vió á Jesús de lejos, corrió, y le adoró. 7 Y clamando á gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 8 Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. 9 Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. 10 Y le rogaba mucho que no le enviase fuera de aquella provincia. 11 Y estaba allí cerca del monte una grande manada de puercos paciendo. 12 Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos á los puercos para que entremos en ellos. 13 Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en la mar; los cuales eran como dos mil; y en la mar se ahogaron. 14 Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que había acontecido. 15 Y vienen á Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado y vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. 16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los puercos. 17 Y comenzaron á rogarle que se fuese de los términos de ellos. 18 Y entrando él en el barco, le rogaba el que había sido fatigado del demonio, para estar con él. 19 Mas Jesús no le permitió, sino le dijo: Vete á tu casa, á los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. 20 Y se fué, y comenzó á publicar en Decápolis cuan grandes cosas Jesús había hecho con él: y todos se maravillaban.

26 Y navegaron á la tierra de los Gadarenos, que está delante de Galilea. 27 Y saliendo él á tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de mucho tiempo; y no vestía vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros. 28 El cual, como vió á Jesús, exclamó y se postró delante de él, y dijo á gran voz: ¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Ruégote que no me atormentes. 29 (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre: porque ya de mucho tiempo le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas rompiendo las prisiones, era agitado del demonio por los desiertos.) 30 Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Qué nombre tienes? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. 31 Y le rogaban que no les mandase ir al abismo. 32 Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó. 33 Y salidos los demonios del hombre, entraron en los puercos; y el hato se arrojó de un despeñadero en el lago, y ahogóse. 34 Y los pastores, como vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por las heredades. 35 Y salieron á ver lo que había acontecido; y vinieron á Jesús, y hallaron sentado al hombre de quien habían salido los demonios, vestido, y en su juicio, á los pies de Jesús; y tuvieron miedo. 36 Y les contaron los que lo habían visto, cómo había sido salvado aquel endemoniado. 37 Entonces toda la multitud de la tierra de los Gadarenos alrededor, le rogaron que se fuese de ellos; porque tenían gran temor. Y él, subiendo en el barco, volvióse. 38 Y aquel hombre, de quien habían salido los demonios, le rogó para estar con él; mas Jesús le despidió, diciendo: 39 Vuélvete á tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fué, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas habiá hecho Jesús con él.

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